viernes, 22 de septiembre de 2017
Mas psicologos: superación de los conflictos familiares
Muchas veces las familias están tan acostumbradas a girar alrededor del problema, que cuando consiguen que todo haya terminado por fin, se encuentran que no saben qué hacer. Por así decirlo, sienten una falta casi física que les puede dejar incómodas.
Esto puede fomentar recaídas o atascos, si antes de empezar el tratamiento no se exploran objetivos de solución.
Una forma directa de hacerlo es preguntar a los padres como si el problema ya se hubiera solucionado. Por ejemplo: "¿Cómo quieren relacionarse con Quique cuando la rabia furiosa se vaya de él completamente?" "¿Qué cosas harían con él que ahora no hacen?," ¿Dónde irían? "," ¿A quién le hablarían orgullosos de su nueva vida? ".
Si el niño o niña puede por edad colaborar con la terapia, antes de comenzar el cambio, es muy positivo incluir sus expectativas, sus ganas de participar, sus intenciones de ayuda. En todo tratamiento infantil, el niño es el que más impulsó y mantener los avances si se le implica en la solución y se le hace protagonista de sus propios éxitos.
Un ejemplo de preguntas que podemos hacerle son las siguientes: "¿Cómo crees que tus padres se sentirán cuando las ganas de comer vuelvan contigo en la mesa?", "¿Piensas que ellos estarán más contentos?", ¿Qué cosas cambiarían a las comidas cuando todos estuvierais con caras alegres? "," ¿Qué pasaría después? ".
Ver estas situaciones con mucha nitidez, ayudará a todos seguir avanzando.
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